jueves, 22 de abril de 2010

EL TELON.
La vida tras la depresion. Diario de...



Despertar.

    Suena el despertador con su canto funerario. El sol palido y triston impacta sobre mi cara a traves de ese telon burdo y maleducado que lo tiñe todo de sepia, de gris melancolia a veces, o directamente de un negro intenso. En el reloj dan las tres del medio dia, pero parece noche cerrada. Los fantasmas de la noche, mas larga aun que la anterior, salen de mi cabeza, y se anudan en el pecho.
     Esta claro que la quimica no consigue hacer su trabajo, pues el sueño es poco, mas bien efimero, pero la angustia y el cansancio cada vez son mayores. El gato que araña cada dia mi interior despierta furioso. Los sentidos no cubren sus funciones, y cada estimulo me hace reaccionar con rabia. Todo lo que me rodea es molesto e irritante. Quiero gritar, decirle al mundo que se vaya al carajo.


Lucha constante.

    A pesar de todo la vida sigue, inexorable, y me aprieta con fuerza, ciñiendose a mi tobillo como la bola del preso, arrastrandome consigo a donde va. Y por muchos tumbos que doy, tratando de liberarme, escapar de esa vida triste, insipida, su corriente me puede. Estoy condenado a seguir, y mi cuerpo paga su deuda involuntariamente. Asi, cual espiritu acorporal, mis piernas me levantan de la cama, y ahi empieza la batalla. Los dias solo son fracciones de una larga guerra, que van mermando mis fuerzas, diezmando las defensas que hasta ahora mantenian alzado el pendon de mi mente. Cada vez mas, este amenaza con venirse abajo y dejar de ondear, pues el viento ya no lo impulsa como antes. No mientras siga oculto tras este grueso telon que cubre todo.
    No hay fuerzas ni para reponer fuerzas. El apetito es algo pasado, como de otra vida. Mi estomago ya no pide comida, se ha rendido a la inanicion.
    Van pasando las horas, y la pelea se vuelve mas cruenta. A medida que se acerca la noche, los temblores crecen, brota el agua de mis ojos a cada paso del camino, con cada obstaculo. Me vuelvo mas ceñudo, arisco, conforme avanzan los minutos, y aparto de mi cualquier cosa buena y agradable. La gente, la risa, todo es tan molesto. Comienzo a añorar la soledad de las madrugadas, la vigilia que proporciona un vacio mas relajante que cualquier medicina. Ese deseo va creciendo, hasta el punto de apartar a quien quiera acercarse, siempre con la caracteristica mala hostia que proporciona la depresion. Que no es mas que tristeza disfrazada. Hago mio el sentimiento de soledad. Tan mio que ya no puedo vivir sin el, y lo busco a todas horas, pintandolo de orgullo.
    El sol por fin se va, todo se vuelve aun mas gris tras mi telon particular, y empiezo a creer q la lucha termina, cuando el fin no esta mucho mas cerca que antes. Todavia queda lo peor, el sangriento final. Que no es mas que el comienzo de una nueva, y mas dura todavia....


La noche.

    Vuelven a mi los fantasmas. Ahogan mi mente, mi cuerpo incluso. El aire es banal, respirar sobra. Sobre la pared, recuerdos pintados en carbon, de una vida mejor quiza, que atormentan, casi gritan, imponiendo su presencia a todo lo demas. Solo se escucha el silencio, que va callendote encima como el goteo de un grifo roto, sugiriendonos la locura con cada gota.
    Ya hace horas que espero al sueño, cada vez mas impuntual. Nisiquiera el artificial, efecto de drogas medicas modernas, consigue repararme, jamas descansan ni cuerpo ni mente.
    Aunque aguardada, tambien temo la hora de dormir. Pues es peor a veces el soñar que cualquier realidad, y las pesadillas pesan, dejando huellas imposibles de borrar.
    Son ya las cinco, y la noche se acaba. Ya de puro cansancio, me voy rindiendo, y los parpados caen. El lobo vuelve, y esta vez quien sabe, tal vez se coma a las ovejas...



                                                                                                              Daniel Perro Verde

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